jueves, 14 de agosto de 2008

de una amiga la arquitecta

LA 0.3

Accesibilidad e historia








La accesibilidad del barrio de San Telmo no debe entenderse como algo que atenta contra la puesta en valor histórico sino, por el contrario, como un valor intrínseco de la misma.






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SILVIA ODDONE *.






De concretarse un proyecto para brindar accesibilidad al barrio de San Telmo, se demolerían cientos de años de historia, según la nota "San Telmo y los Godos" (ver Arq del 24-6-08). Desde nuestra mirada, la arquitectura es el principal testimonio vivo del pasado, de nuestros antecedentes sociales y culturales. En particular, el barrio de San Telmo constituye hoy el hábitat de miles de personas que le dan un estilo de vida con características particulares y muy distintas a las de otros puntos de la ciudad.

Los hechos históricos adquieren sentido cuando significan una proyección al presente y al futuro de sus principales protagonistas: las personas.

Coincidimos en rechazar la imposición de modelos importados que copian hechos de una historia ajena. Pero suponer que no es posible concebir soluciones que brinden accesibilidad —entendida como valor intrínseco de una puesta en valor— es guardar la historia en formol para que sólo se conserve y no para que siga viva entre nosotros, habitantes y visitantes. Gradualmente, los criterios y diseños para un espacio público accesible en la Ciudad de Buenos Aires, evolucionaron, culminando hace dos años con espacios de la calidad de las esquinas de Av. de Mayo, donde los vados, amplios y suaves, combinan texturas y colores, compatibilizando funcionalidad con estética, sin perturbar el clima generado por la arquitectura característica de esa arteria. Por el contrario, lo realza.

Coincidimos con la autora de la nota en que brindar accesibilidad extendiendo la bajada de la acera a toda la cuadra desvirtúa la topografía típica del barrio de San Telmo. Agregaríamos que dicha propuesta genera un problema adicional de accesibilidad, ya que incrementa el desnivel entre la acera y cada ingreso a los edificios de la cuadra, con las consiguientes dificultades para los habitantes o visitantes con movilidad reducida. Una solución que respetaría el lenguaje del barrio, y brindaría accesibilidad, sería que la vereda y la calle se encuentren en un mismo nivel en la esquina, nivelando a ambas para dar continuidad a la senda peatonal. Y respecto del tipo de pavimento, existen empedrados cuya superficie de terminación plana es compatible con lo requerido para peatones con y sin problemas de movilidad.



Evaluemos los proyectos para que no acaben con la historia; pensar que la accesibilidad arruinaría la puesta en valor de un sitio es, simplemente, descalificar otras propuestas viables. Tengamos presente que entre los turistas, aún los que cruzan el mundo para conocer nuestros "barrios de tango, luna y misterio", hay quienes tienen dificultades en su andar.

Proteger nuestro patrimonio y sentirnos identificados con él, además de preservar su arquitectura, también es humanizarlo, tornándolo accesible a todos los que deseen disfrutar de la magia del tango y de ese pintoresco paisaje urbano.

* Silvia Oddone es arquitecta, fundó y dirige la Fundación Rumbos, de cuidado de la accesibilidad en el entorno construido.

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